¿Por qué llamamos cherry a esos tomatitos con los que nos enloquece preparar un plato de pasta? Sencillamente porque tienen forma de cereza (cherry en inglés). Y aunque pudiéramos pensar que son un invento nuevo, muy al contrario, el tomate cherry es el auténtico ancestro del tamaño convencional aunque llegase a nuestros platos no hace muchos años como una novedad.
Los cherry son una de las hortalizas más agradecidas del huerto y crecen con una gran facilidad. Lo más importante: mucho sol y un recipiente que tenga como mínimo medio metro de longitud. Con eso y una sonrisa de buenos días, la cosecha está servida.
Y merecerá la pena, porque anda que no hay diferencia entre un tomate comprado en una frutería o supermercado cualquiera y uno cultivado en nuestro huerto. Doble sabor, doble frescura, doble intensidad. ¡Doblemente bueno!
Tomates cherry, mucho más que un simple elemento decorativo. Un ingrediente fundamental en ensaladas, platos de pasta, pizzas, guacamole, tostaditas con queso manchego... y un imaginativo etc.
Nosotros somos cherry adictos. ¿Y tú?
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