Las bebidas vegetales provienen de cereales (arroz, avena, espelta o quinoa), de frutos secos (almendras, avellanas), de legumbres (soja) o de coco. Tienen en común el hecho de no contener lactosa ni grasas que eleven el colesterol malo.
La mayoría son de bajo contenido calórico, tienen un alto porcentaje de agua y son fáciles de asimilar y digerir. Además, también tienen un alto contenido en potasio.
La leche de soja es la más extendida y popular. Tiene un alto contenido en proteínas vegetales y es abundante en vitamina B y E, calcio y hierro.
La leche de arroz es muy ligera, y por eso garantiza una fácil digestión. No tienen un sabor intenso, pero tiene pocas calorías. Además, al no contener gluten, es apta para celíacos
y favorece estado de ánimo estable.
La leche de almendras contiene un alto contenido en proteínas y de fibra soluble. Aparte de se de fácil digestión,
es rica en vitaminas A, E y B5, así como en potasio, hierro, calcio, magnesio y fósforo.
La leche de espelta es considerada el origen de todas las variedades de trigo actuales. La espelta es un cereal puro, es por ello que esta leche tiene un alto contenido en fibra.
La de chufa, o más conocida como horchata, es dulce, digestiva, refrescante y destaca por su buen sabor.
Al igual que la de avellanas, que presenta un sabor agradable y unos beneficios similares a la leche de almendras.
La leche de quinoa, es de fácil digestión, y es muy rica en magnesio, fosforo, potasio y hierro. Además gracias a su alto contenido en fibra, actúa como un gran depurador del cuerpo.
¿Aún os faltan razones para probar alguna de estas leches?
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